Eco by Thomas Olde Heuvelt

Eco by Thomas Olde Heuvelt

autor:Thomas Olde Heuvelt [Heuvelt, Thomas Olde]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Terror
editor: ePubLibre
publicado: 2019-05-07T00:00:00+00:00


* * *

Alrededor de una hora más tarde, nos acomodamos en nuestros sacos…, todo lo que es posible acomodarse en el interior del capullo húmedo que es un saco de vivac en medio de la gélida nada.

La luz es difusa, como se ve en las fotos 6 y 7.

A este par las llamo «Un vistazo al campamento». Las montañas han entrado en esa fase extraña y sutil entre el final de la tarde y el anochecer. Aunque la luz del día no ha desaparecido aún del cielo, los ventisqueros hacen que parezca que la noche ya se ha congelado a nuestro alrededor.

La primera de las dos es una foto hecha con temporizador, pero se ve que no tengo ni espacio ni ganas de posar como es debido. Remontando el cauce, habíamos encontrado un peñasco grande que sobresalía un poco. El abrigo que ofrece es penoso, pero es lo mejor que tenemos y, con un ligero esfuerzo mental, hasta podrías describir el suelo como suave. Montamos el campamento enseguida apilando piedras a modo de barrera contra la tormenta, extendiendo los sacos de vivac y metiendo las esterillas aislantes y los sacos de dormir por la abertura. El esfuerzo nos ayuda a conservar el calor, pero el viento sopla cada vez con más fuerza y nos azota la cara con frías olas de nieve. En la foto se ve a Augustin detrás de mí, sentado en el saco de vivac. El Gore-Tex se hincha con el aire atrapado en su interior y él luce una expresión atenta, concentrada; está abstraído quitándose las zapatillas Scarpa azul claro.

El ambiente en la segunda foto del campamento, la 7, es más alegre. Augustin le dedica una sonrisa amplia a la cámara sobre una taza humeante de té de limón. Está apoyado en el codo, metido bajo la capucha del saco de vivac, y emerge como una oruga del saco de dormir de plumas de ganso. Al igual que yo, Augustin se ha puesto el gorro para conservar el calor. Nuestro aliento se eleva en bocanadas y se mezcla con el vapor de la estufa MSR que hemos colocado bajo el peñasco que nos protege. Acabamos de comernos una sopa china de tomate (instantánea) y el té, y ahora hemos atacado unos fideos tailandeses con curry. Y pato, dice el paquete. Es increíble los placeres culinarios que se pueden preparar con polvo y nieve derretida.

[Sí, la foto 7 tiene un aura positiva, Sam, pero es la última que le sacaría a Augustin. Ojalá supiéramos este tipo de cosas cuando aún importan].

Estamos tumbados, apretados el uno contra el otro, mirando hacia el interior plateado del saco de vivac, mientras los rigores del día por fin se nos cuelan en el cuerpo. Intento adaptarme a la dura incomodidad de las piedras bajo mi esterilla y los zapatos y mochilas amontonados a nuestros pies. Cuando miro con cautela a través de la abertura del saco de vivac, el aire frío y la nieve se adentran en él. El tiempo ha empeorado todavía más.



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